En varias ocasiones protestamos desde este espacio por la nefasta influencia de vendedores de curas milagrosas jamás comprobadas y que solo sirven para engañar a los incautos. Caen en esta categoría los preparados homeopáticos -mezclas en proporciones variables de agua y sugestión- las flores de Bach, las pócimas benditas y/o milagrosas etc.
Lamentablemente, el ejercicio ilegal de la medicina está tan pobremente tipificado en Argentina que muchos tahures pueden seguir engañando a ingenuos y superados new-age con sus preparados mágicos que, más allá de su dudosa eficacia, suelen promocionarse como exentos de los "defectos" de la farmacopea común, en particular no causan efectos secundarios -es que tampoco causan efectos primarios, ¡esa es la cuestión!- ni alimentan el afán de lucro de las multinacionales farmacéuticas … aunque curiosamente nunca faltan quienes ganan sus dinerillos preparando y vendiendo estos productos, entrenando a quienes los usan etc.
Por suerte, la inventiva humana nunca descansa y apareció un aliado en la lucha contra todos los remedios: se trata de una terapia que simplemente prescinde de los fármacos: la Alkymia. Pese a su nombre sospechosamente parecido a la histórica antecesora de la química moderna, sus impulsores dicen que la Alkymia es una autosanación mental y natural que se basa en la aplicación por parte del paciente de ciertos procedimientos para energizar o activar las glándulas pineal y pituitaria que serían las responsables de mantener la salud.
Excelso método por cierto ya que, de aplicarse a conciencia, no solo prescinde de los remedios sino también de los médicos …
Su uso se explica por medio de un curioso argumento: la curación se produce porque "la Fuente" envía cada vez más poderosos "rayos arcoíricos" que fomentan la creación, el amor y la sanación. La naturaleza y capacidad de emisión de la fuente -así como las características de los rayos- quedan en la bruma pero estoy 100% seguro que de pretender profundizar al respecto, nos encontraremos con los viejos conocidos a los que habitualmente recurren ignorantes y mentirosos a la hora de explicar lo inexplicable: los efectos cuánticos, los taquiones o todo aquello que desconocemos de la potencialidad del cerebro.
Además, como siempre ocurre con estas maravillas, estudios independientes que confirmen los éxitos obtenidos y/o los mecanismos de acción de la cura brillan por su ausencia, pero esto no debería preocuparnos ya que sabemos que siempre hay intereses que se encargan de ocultar estas cosas ¿No es cierto?
¡Con esta nueva terapia, la suerte de los imperios medicamentosos está echada!