martes, 15 de marzo de 2011

Osadías

En el diario LA NACION de la ciudad de Buenos Aires, se publicó una nota relativa al sismo que asoló a Japón con el irrespetuoso título "No es Dios ni el demonio; es la geología", insinuando que el destino del planeta no está en manos de los dioses.  

¡Desgraciados! Allá ellos con sus creencias, pero por suerte, abundan los ministros -rabinos, obispos y ayatholas- que nos recuerdan que los males del mundo, todos ellos, cualquiera sea su tipo: catástrofes naturales, atentados, guerras, enfermedades, etc. cumplen el rol que desempeñaba Atila en tiempos pretéritos: el de azote que los dioses envían a los seres humanos para recordarnos que no es conveniente apartarnos de sus enseñanzas. 
De no ser por la eficaz y constante prédica de estos ministros, los descarados del siglo XXI podrían llegar a creer que el sol no es el centro del universo o que la vida y la concepción no son milagros sino procesos biológicos o que el destino del hombre es otro distinto del de buscar a dios.

Que el mensaje divino llegue en la forma que dios quiera pues siempre sera un regalo para los creyentes  ¡amén!
  

viernes, 11 de marzo de 2011

La estupidez no tiene límites

Un señor que se identifica como ISAAC GERARDO -en complicidad con poco lúcidos analistas de Google- nos ha regalado la comprobación de que la estupidez no tiene límites. 

El tonto Isaac, probablemente incapaz de ir más allá de lecturas literales ha pedido -y lo peor es que ha logrado- que se cierre el blog "Católicos contra la ciencia" del MARTIR PIADOSO (TAURINO), donde continuaba la gesta iniciada en "No hay pederastia en la iglesia católica". 

En su blog, este -a primera vista- ultracatólico e intolerante blogero mexicano emitía diatribas que, mínimamente analizadas solo podian llevar a la risa ... a menos que se sufra de una total y absoluta incapacidad para procesar ironías, tal como parece ser el caso de Google y de este denunciador compulsivo. 

¡Estamos contigo Martir Piadoso!

lunes, 7 de marzo de 2011

Dentro de mil años

La iglesia suele tener algunos réprobos que curiosamente, se ponen en las antípodas del pensamiento eclesiástico prácticamente en cualquier tema.

Si se habla de la excesiva y perenne confraternidad de la iglesia con los ricos y poderosos algún párroco sonreirá y nos recordará la teología de la liberación. Si se menciona el antisemitismo de la iglesia nuevamente nos sonreirán y nos mostrarán el reciente párrafo de Benedicto XVI donde reconoce que el asesinato de Jesús, no fue un crimen genérico culpa de todos los judíos de todos los tiempos sino un pecado de algunos grupos presentes en Jerusalén en la época de los apóstoles.

Por eso, estoy seguro que dentro de unos cien, doscientos o quinientos años, cuando la iglesia acepte finalmente el casamiento homosexual, dirán sin sonrojarse que –lejos de oponerse- en la iglesia siempre hubo quienes lucharon por ello.

Hoy nos regala esta posición minoritaria el sacerdote José Nicolás Alessio, expulsado esta semana por la curia cordobesa tras haberse manifestado a favor del matrimonio igualitario.

Alessio es una rara avis, pero dentro de algunos siglos –el reconocimiento de la “no culpabilidad genérica” del pueblo judío les demoró más de 2000 años, así que el apuro sin duda no es uno de los pecados de la iglesia-  será seguramente mencionado como una prueba irrefutable de que la iglesia jamás discriminó a los homosexuales y eventualmente se lo canonizará.

Es muy posible que esto sea algo institucional, es decir: nada parecido a un error o a un alejamiento del dogma, sino hecho con toda la intención. Puede parecernos una broma, pero esta es exactamente la estrategia que usaron -y aún utilizan- los católicos cuando se les reprocha que su iglesia nunca objetó la esclavitud: citan ejemplos tardíos –de los siglos XVI al XVIII- de curas y obispos que SI COMBATIERON LA ESCLAVITUD pretendiendo que olvidemos que los quince siglos anteriores la toleraron.